Hechizos de Amor

Hechizo de amor para alejar la maldición gitana de tu familia

Hechizo de amor para alejar la maldición gitana de tu familia

Con este hechizo de amor para alejar la maldición gitana protegerás tu relación de pareja.

Y no solo es, te protegerás también, por ejemplo, si vas caminando por la calle y una gitana se cruza en tu camino.

Ten en cuenta que ya todo el mundo conoce el carácter usurero y rencoroso de las gitanas.

Asimismo, que sus rápidos ojos te recorren en busca de joyas de oro o dinero.

Lo peor es si alguna vez te negaste a darles la mano para una lectura seguramente recibiste más de una maldición.

Pero, ya no debes preocuparte, pese a que la maldición de las gitanas es muy temida.

Sin embargo, mucha gente prefiere darle sus pertenencias a recibir los vejámenes de estas mujeres.

Pero, tú, con el simple y encantador hechizo de amor que te presentamos aquí no tendrás que preocuparte de nada.

Ni cien gitanas podrían quitarte la felicidad que te proporcionará este pequeño hechizo.

Hechizo de amor para alejar la maldición gitana-necesitas:

Aceite de jazmín y de almendras, siete limones cortados a la mitad, siete velas blancas y una varilla de jazmín.

El mismo día que sufras este atropello.

O el mismo día que te enteres que alguien lo hizo, olvida cualquier idea de venganza.

Solo te cargaría de más oscuridad.

Consigue los ingredientes que necesitas y llena la bañera.

Enciende las velas junto al agua.

Y acaricia tu cuerpo con los aceites.

Una idea fija debe circular tu mente.

Eres tú, la que estás tocando y estos aceites te limpian y protegen de cualquier cosa que venga de fuera.

Sumérgete en el agua y descansa pensando en la pureza del agua.

La luz reflejada y nada más.

Exprime los limones suavemente en un recipiente aparte.

Sumerge en el zumo un paño suave y pásalo por tus brazos, piernas, torso y rostro.

Termina el baño como acostumbras.

Y antes de apagar las velas reza la siguiente oración dedicando toda tu fe en cada una de estas palabras:

Libérame, rescátame, inclina hacia mi tu oído y sálvame.
Se para mí un refugio, una ciudad fortificada en que me salve.
Sácame de las manos del hombre malo, de las garras del malvado.
Defiéndeme del malo, yo espero siempre en ti.

Acto seguido apaga las siete velas.

Y no olvides dar gracias cuando salgas nuevamente a la calle.

Todo el peligro habrá retrocedido para ti.

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